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Origen
de las fiestas
1. San Valentín
2. Pascua
3. San Martín
4. Halloween
5. San Nicolás
6. La Navidad
7. Los Reyes Magos
8. La Candelaria
1.
Día de San Valentín y su historia.
¿Cuántos años hace
desde que le alcanzó la flecha de Cupido por última vez?
¿Cincuenta años, veinte
años, diez años, un año?
En cualquier caso, no olvide que la fiesta de los enamorados
existe desde hace muchos años. Naturalmente, esta fiesta ha
evolucionado, pero el día de San Valentín sigue siendo un día
especial que nos brinda la oportunidad de mostrar nuestro amor a
la persona que ocupa un lugar importante en nuestro corazón, así
como a nuestros amigos y nuestros padres.
Aunque actualmente el día de San Valentín es sinónimo de alegría
y de amor, no podemos olvidar que el pobre San Valentín dio su
vida por defender los derechos de las personas que se quieren.
En realidad, Valentín fue
un sacerdote cristiano contra quien el emperador romano Claudio
II descargó su ira porque Valentín había bendecido en secreto
matrimonios de soldados. El emperador había prohibido estos
matrimonios porque estimaba que la profesión de soldado era
incompatible con el matrimonio. Claudio puso fin a ello de
manera sangrienta. Así, un 14 de febrero (entre 268 y 273
después de Cristo), tras haber sido encarcelado, Valentín fue
decapitado. Mientras esperaba su sentencia, conoció a la hija
ciega del carcelero.
Entre ella y Valentín nació una amistad, y le devolvió la vista
a la chica. Justo antes de ser martirizado, Valentín ofreció a
la muchacha unas hojas en forma de corazón, firmadas con las
palabras 'de tu Valentín'. Posteriormente, en recompensa de su
sacrificio por el amor, Valentín fue santificado.
Dos siglos después de su
muerte, el cristianismo europeo seguía contando con determinadas
costumbres paganas, entre ellas la fiesta en honor de Luperco (sinónimo
de celebraciones desenfrenadas) que se celebraba el 15 de
febrero, en recuerdo de la era romana. Dicha fiesta constituía
la ocasión ideal para celebrar ritos de fertilidad. Para no
olvidar esta fiesta, la práctica fue reconocida por la iglesia
cristiana gracias a la intervención del papa. La fiesta también
se asociaba con San Valentín, quien fue llamado así el defensor
de las parejas enamoradas. No fue hasta 1496 cuando, por orden
del papa Alejandro VI, San Valentín se convirtió oficialmente en
el santo patrono de los enamorados.
Hasta ahora, las parejas
enamoradas aprovechan esta fiesta para dedicarse palabras
cariñosas o dar regalos en signo de su amor, como flores o
chocolate que siguen siendo sinónimo de pasión.
2.
El mundo de la Pascua
¿Cuál es el origen
de la Pascua?
La Pascua era, en origen, una fiesta pagana o, por decirlo de
otra manera, una fiesta celebrada por los no creyentes. La
Pascua es, inicialmente, la fiesta de la primavera en honor de
la diosa de la luz y de la primavera: Eastre. La Pascua se
celebra el primer domingo que sigue al primer mes completo de
primavera. Es una fiesta que festeja la renovación de la vida en
primavera. Por este motivo, se asocian a la fiesta algunos
símbolos de fertilidad como la liebre y el huevo. La Pascua no
era originalmente, por tanto, una fiesta religiosa. Más
adelante, la fiesta adquirió un significado propio para los
creyentes, significado que no era más que una prolongación del
significado original. El significado cristiano de la Pascua es
la celebración de la resurrección de Jesucristo. La fiesta de
Pascua se celebra en prácticamente la totalidad de los países
del mundo, pero la manera de celebrarla difiere mucho de un país
a otro.
En Inglaterra y en Alemania se celebran las fiestas respectivas
de Easter y Ostern, nombres que hacen referencia a Austro, la
diosa germánica de la primavera. El triunfo de la luz y de la
vida se celebra en forma de hoguera en estas fechas. Por otra
parte, los panes ácimos y los huevos ocupan un lugar importante
en el marco de los distintos rituales.
¿Cuál es el origen del huevo de Pascua?
Todo se remonta a Persia y al antiguo Egipto. Los amigos y la
familia se regalaban huevos decorados para celebrar el
equinoccio, que marcaba para ellos el inicio de un año nuevo. El
huevo era todo un símbolo de fertilidad, porque se consideraba
milagroso que de él pudiera salir algo vivo. Para los cristianos
originarios del este, el huevo tenía un significado mucho menos
hormonal. Para ellos, se trataba de la tumba de la que había
escapado Jesús. También les gustaba pintar los huevos, sobre
todo, en rojo. El color debía representar la sangre de Cristo.
De este modo, todos los creyentes podían participar de la nueva
vida de Cristo. Por lo que parece, la costumbre de esconder los
huevos es una tradición universal.
La Pascua y el huevo son dos elementos indisociables. El huevo
es un elemento central y esto no es algo reciente. Nuestros
antepasados germanos celebraban las fiestas de la primavera en
este momento: el final del invierno, el inicio de la estación
hermosa.
Por tanto, no resulta sorprendente que honraran a sus espíritus
realizando ofrendas a la diosa de la fertilidad, Frigga. A esta
diosa se la representaba en forma de pájaro: la madre del huevo.
Después de las ofrendas, se organizaban comidas a base de huevo,
y se tomaban panes y galletas o pastas elaboradas con huevos.
El inicio de toda vida
El huevo siempre ha sido el símbolo del inicio de toda vida. No
resulta, por tanto, sorprendente que el huevo se considere como
un atributo de fertilidad en prácticamente la totalidad de los
países del mundo y que se le asocie a la fiesta de la primavera.
El huevo es la base de un nuevo mundo en un gran número de
leyendas antiguas. En la India, el cielo y la tierra habrían
salido de la cáscara de un huevo. Y en un relato japonés sobre
la creación, al principio, el cielo y la tierra no se habrían
separado uno del otro más que la yema y la clara de un huevo.
Según este mito, el cielo proviene de la clara (blanco) y la
tierra de la parte oscura del huevo (yema).
Aunque los huevos sean un símbolo de origen pagano y no tengan
nada que ver con el cristianismo, fueron preciosamente
integrados en la doctrina cristiana en el siglo IV cuando veían
en el huevo la tumba blanca de la que sale la vida. En el siglo
XII, la utilización de los huevos se confirmó en la "Benedictio
ovorum".
Efecto mágico
A los escoceses presbiterianos no les gustaban los huevos porque
eran, en su opinión, un símbolo de adoración pontifical. En
otros lugares, los huevos se consideraban como alimentos
benefactores: se ofrecían en las iglesias después de las semanas
de Cuaresma estricta. Gracias a esta consagración eclesiástica,
su poder mágico se vio aún más acentuado. El huevo se convirtió
rápidamente en un amuleto que ejercía un efecto particular.
En ese momento, aparecieron un sinfín de tradiciones pascuales
como recoger los huevos, romperlos, buscarlos y comerlos en
grandes cantidades en forma de panes y pasteles, galletas o
pastas, biscochos (sobre todo en América y en Inglaterra),
mazapán, turrón, azúcar y, evidentemente, chocolate. Los restos
de una comida de ofrenda antigua se esconden en el pan ácimo, en
el que encontramos también la huella del pan ácimo judío.
Los panaderos y pasteleros de la época seguían costumbres
ancestrales. Hacían pan ácimo, pasteles con huevos, hojaldres y
pastas elaboradas con huevo. Los chocolateros preparaban los
huevos de chocolate, los confiteros el mazapán y el turrón con
diversas formas, en cantidades increíbles y adornados de mil
maneras.
La liebre de Pascua
Holanda es una excepción mundial a este respecto. Encontramos
conejos de Pascua en todas las partes del mundo. Pero sólo los
holandeses utilizan una liebre. En realidad, son de la misma
familia, ¿verdad?
Cuando los conejos aparecían y desaparecían sin explicación
alguna hace ya mucho tiempo, parecía casi inevitable la
comparación con las apariciones de Cristo resucitado. La primera
referencia histórica al conejo de Pascua viene de Alemania. En
documentos que datan del siglo XVI, ya se hace referencia a un
conejo que pone huevos rojos el viernes santo y huevos
multicolores la noche que precede al primer día de la Pascua.
Otros símbolos
Aunque la liebre de Pascua sea el rey absoluto de los símbolos
pascuales, existen otras encantadoras criaturas. El pollito, por
ejemplo, que podemos considerarlo como el coetáneo del huevo. El
cordero es, desde hace siglos, un elemento popular en las fechas
cercanas a la Pascua. Las combinaciones cordero + pollito +
liebre son también muy apreciadas. La mariposa es menos conocida.
La transformación de la oruga en mariposa presentaba para los
cristianos un fuerte parecido con la resurrección de Jesús. La
flor de lis también forma parte de la fiesta de Pascua. Esta
delicada flor, de una blancura pura, aparece principalmente en
las obras de arte del cristianismo primitivo.
Pascua y alimentos
Como seguramente sabrán, el cordero no es siempre la primera
elección en lo referente a alimentos pascuales. Afortunadamente
para él, el pan ácimo, las pastas y los bizcochos siempre han
sido los favoritos. El pan ácido es el número uno entre los
alimentos de Pascua, con ventaja sobre el segundo, desde el
nuevo mundo hasta el corazón de Rusia. Los rusos comen la
"paska", los alemanes los "osterstollen" y los polacos la "baba
wielancona".
La celebración de la Pascua
Para los antiguos cristianos, la fiesta de Pascua estaba marcada
por el humor. Durante toda la semana, la gente contaba chistes,
hacía bromas, se asaban muchos corderos y la gente bailaba y
cantaba hasta altas horas de la madrugada. Estaban celebrando el
hecho de que Cristo había puesto en su sitio al diablo y al mal.
El lunes de Pascua, los hombres y mujeres se despertaban con
unas gotas de agua perfumada acompañadas del texto "que nada
pueda nunca marchitarte". Al día siguiente, volvían a
despertarse con agua perfumada. Existía sin embargo una sutil
diferencia entre ambos sexos: las mujeres podían verter el
contenido de un cubo sobre sus maridos.
Actualmente, las celebraciones de la Pascua varían enormemente
de un lugar a otro. Existen muchas diferencias por países y, a
menudo, también por religión. Los seguidores de la iglesia
ortodoxa oriental celebran el primer día de la Pascua de una
manera aún más extravagante que sus predecesores. La iglesia
luterana en Suecia y Noruega, por el contrario, ha tenido que
adaptarse a algunas costumbres modernas impuestas por la
población.
En Pascua, la mayor parte de la gente se va de vacaciones a la
montaña. Por eso, los seguidores de la iglesia luterana, en un
alarde de originalidad, han erigido algunas iglesias de montaña
en las zonas vacacionales.
¿Por qué traen huevos las campanas?
El hecho de que las campanas traigan huevos está vinculado a la
ausencia de tañidos de campanas a partir del jueves santo. Las
campanas no podrán volver a tañer hasta el domingo de Pascua.
Entre tanto, se dice que viajan a Roma y que traen de allí los
huevos.
¿Por qué la Pascua cae cada año en un día distinto?
El día de Pascua es un poco diferente cada año: siendo, como muy
pronto, el 22 de marzo y a más tardar, el 25 de abril. La
explicación es muy sencilla: los cristianos calculan la fecha a
partir del año lunar y no del año solar en el que se basa el
calendario actual. El punto de referencia no es la posición del
sol, sino el inicio y el final del plenilunio. La Pascua es
siempre el primer domingo que sigue a la primera luna llena de
la primavera, tal y como decidieron los cristianos en el
Concilio de Niza en el año 325. Los cristianos fijaron el día de
Pascua en domingo para marcar la diferencia con la religión
judía. En el Concilio Vaticano Segundo, en los años 60, se
planteó acordar una fecha más precisa para la Pascua, que se
acercara lo más posible a la muerte histórica de Jesús, en torno
al 10 de abril. De haber llevado a buen término este plan, el
domingo de Pascua se habría celebrado a partir de entonces
después del segundo sábado del mes de abril. Pero todo eso se
quedó en un mero proyecto y los católicos, protestantes y
ortodoxos no consiguieron ponerse de acuerdo sobre un nuevo
reglamento.
Pero, realmente, ¿qué es lo que los cristianos celebran en
Pascua?
Para los cristianos, la Pascua es el día más importante del año.
El nacimiento de Cristo se celebra en las fiestas de Navidad,
pero la Pascua, el día en que resucitó el hombre que los
cristianos consideran como el hijo de Dios, es una fiesta más
antigua. Los primeros cristianos no celebraban la Navidad. La
Pascua, sí. Al fin y al cabo, el domingo de Pascua es el punto
culminante de toda una semana durante la que Jesús fue
traicionado y condenado a muerte después de la última cena con
sus discípulos. Moría en la cruz el sábado y el domingo, la
piedra sepulcral situada delante de su tumba había sido movida y
el cuerpo de Cristo había desaparecido: Jesús no está muerto, ha
resucitado.
Ante de volver con Dios, 40 días después, en lo que se denomina
la Ascensión, se apareció alguna que otra vez a sus discípulos.
¿De dónde viene el nombre de Pascua y por qué los ingleses
hablan de "Easter" y los alemanes de "Östern"?
El nombre de "Pascua" procede de la fiesta judía Pesach, en la
que se sacrifica un cordero para celebrar la liberación del
pueblo judío de los egipcios. Jesús y sus discípulos eran de
origen judío y la resurrección de Cristo se produjo unos pocos
días después del Pesach. Los cristianos consideran a Jesús como
el cordero pascual que ha sido sacrificado para hacerlos libres.
Matar a un cordero pascual cada año, como siguen haciendo
musulmanes y judíos, es una costumbre que se ha ido perdiendo a
lo largo del tiempo en el cristianismo: si Jesús ya se sacrificó
a sí mismo, ¿por qué matar además un cordero? Algunos grupos
católicos reivindican, sin embargo, esta tradición.
Los orígenes inglés y alemán del término son más complejos.
Ostara, la diosa de la fertilidad y de la primavera entre los
germanos, sería el origen de esta denominación. Un estudio
histórico ha revelado que Ostara no era una diosa venerada por
los pueblos germanos, ya que la literatura no la menciona hasta
el siglo VIII. El resto de explicaciones son lingüísticas.
Urständ, el término alto alemán para "resurrección", podría ser
la base de "Easter". Pero el nombre también podría proceder de
una traducción errónea de la frase latina "hebdomenica in albis",
"la semana en hábitos blancos" que seguía al domingo de Pascua.
Entonces se pensaba que "albis" significaba "alba" y no
"blanco". El término alto alemán para "alba" es "eostarun",
hacia el este, por donde nace el sol. La variante inglesa fue "Easter",
"Óstern" en alemán.
La liebre de Pascua
¿Cómo puede una liebre
poner huevos?
La búsqueda de los huevos
de Pascua se remonta a una vieja historia sobre la fertilidad.
La diosa germánica Freya tenía una mascota: una liebre que en
una vida anterior no había sido mamífero sino ave de corral. Por
este motivo, la liebre podía poner huevos. En cuanto empezaba el
año nuevo (la primavera), Freya dejaba libre a su liebre para
que escondiera huevos en el campo para poder garantizar así una
buena cosecha a los campesinos.
El huevo es sinónimo de
nueva vida
Existen, sin embargo, más
historias que tratan del huevo en primavera. El huevo ha
desempeñado un papel simbólico en prácticamente todas las
culturas a lo largo de los siglos.
Tenemos por ejemplo, la
historia mitológica de Crono, el hijo del dios del cielo y de la
diosa de la tierra: Urano y Gea. Crono creó un huevo del que
salió el dios policéfalo Fanes, que dio forma a la tierra. La
salida de Egipto se conmemora en la celebración de la Pascua
judía. Las dos primeras noches de la fiesta, que dura 8 días, se
denominan "seider". Se sirve un plato especial, el "seider"
además de "matses" (pan ácimo), especias, perejil, rábanos
blancos y huevos cocidos.
El huevo cocido aquí es un
símbolo de luto por el antiguo templo del rey Salomón. Sirve de
símbolo para toda una comida conmemorativa de la segunda ofrenda
festiva que se celebraba antaño en el templo.
Un consejo:
Cuanto más viejo es el
huevo, más flota.
Para comprobar si un huevo es fresco, basta con sumergirlo en un
recipiente lleno de agua. Un huevo fresco se quedará en el fondo,
un huevo de 3 a 4 semanas se quedará de pie en el fondo del
recipiente, un huevo de 6 semanas se quedará "suspendido" en el
agua y si el huevo flota, se aconseja no comerlo.
3.
San Martín - Martín de Tours
La vida de San Martín
Martín nació en Sabaria,
Hungría, en el año 316, la actual Szombathely en Pannonia, al
oeste del país. Su padre era magistrado y trabajaba al servicio
del ejército romano. Su familia se trasladó a continuación a
Pavía, Italia, en donde pasó la mayor parte de su infancia. La
leyenda cuenta que entró en la Iglesia como catecúmeno contra la
voluntad de sus padres (la leyenda establece aquí más que
probablemente un lazo no histórico con la historia evangélica
del joven Jesús a la edad de 12 años).
Desde los 15 años, se
alista en el ejército romano a las órdenes de los emperadores
Constantino y Juliano y se une a la caballería en la Galia (Francia).
La historia cuenta que durante este período se encontró con un
mendigo desnudo cerca de las puertas de la ciudad de Amiens. El
mendigo le pidió limosna por la voluntad de Cristo. Martín, que
no poseía nada más que sus armas, le dio un trozo de su capa de
soldado, que cortó en dos con la espada. En aquella época, la
mitad de los trajes pertenecía al emperador y la otra mitad era
un bien personal.
Esa misma noche, se le
apareció Cristo en sueños vestido con la mitad de su capa: "Lo
que has hecho por el más débil de mis hermanos, lo has hecho por
mí." Gracias al sueño, decide hacerse cristiano y bautizarse. Le
bautiza el obispo Hilario de Poitiers. Mientras estaba alistado
en el ejército, va tomando cada vez más fuerza un conflicto
interior que consistía en elegir entre ponerse al servicio del
emperador romano como soldado o dedicarse a su vocación
cristiana. Al final, decide abandonar el ejército.
Es bautizado a la edad de
18 años (otras fuentes citan los 22 años) y luego es admitido en
el estado eclesiástico. Llevó a cabo su primera obra como
sacerdote en la región en la que vivían sus padres, Lombardía,
donde predicó la fe cristiana. A continuación, tuvo un conflicto
con los Arrianos, una corriente cristiana que sostenía el
carácter humano de Jesús de Nazareth y que no aceptaba el origen
divino de Cristo. Esta corriente contaba con un gran número de
adeptos. Martín se mantuvo fiel a su creencia y fue perseguido
por orden del obispo arriano de Milán. A continuación, se
escondió como ermitaño en la Isla de Gallinaria (actualmente
Isla de Albenga) en la Riviera italiana.
En el año 361 pudo volver
por fin a Francia y renovar el contacto con Hilario de Poitiers.
Él también se había hecho ermitaño y vivía en una comarca
aislada donde consagró su vida a Dios. Le habían seguido muchos
adeptos, lo que le permitió erigir el primer monasterio en suelo
francés en el año 361. Cuando San Liborio, el obispo de Tours,
una ciudad situada al oeste de Francia, falleció en el año 371 ó
372, los cristianos y el sacerdote de la ciudad le pidieron a
Martín que fuera su obispo. Pero Martín no quería abandonar su
vida de ermitaño. Cuenta la leyenda que Martín acudió a la
ciudad gracias a un ardid y que, una vez en Tours, ya no pudo
renunciar al episcopado. Martín fue nombrado obispo de Tours por
aclamación popular en el año 371 aunque siguió llevando vida
monacal. Fundó un monasterio en Tours en 375 y trabajó con sus
colaboradores por la defensa del cristianismo en Francia.
Siguió llevando una vida
de monje aún siendo obispo y trabajó como predicador de la fe.
Fundó un gran número de monasterios, entre los que destaca el de
Marmoutier. Derribó un gran número de santuarios paganos y
predicó sin descanso contra las herejías de la época.
En vida ya se le
consideraba un santo y se le atribuyeron un gran número de
milagros. Falleció en Candes, cuando estaba realizando una
visita, el 8 de noviembre de 397, a la edad de 81 años. El once
de noviembre, el día que ocupa actualmente en el santoral, era
enterrado en Tours. Aunque no muriera como mártir, como muchos
de sus predecesores, fue sacralizado de manera inmediata por el
pueblo. Se realizaron un gran número de milagros alrededor de su
tumba y, un siglo después, el rey Clodoveo le nombró patrón de
los francos. En Francia se le han dedicado un buen número de
iglesias, entre las que destaca la famosa Basílica de San Martín
de Tours.
Su reputación se extiende igualmente hacia el norte, en
particular a Flandes y a los Países Bajos, así como a una parte
de Alemania que otrora formara parte del reino de los francos.
En Flandes, existen un buen número de parroquias de San Martín
repartidas por toda la región. Sobre todo, obviamente, en los
pueblos cuyo nombre hace referencia a San Martín, como
Sint-Martens-Bodegem, Sint-Martens-Latem, Sint-Martens-Leerne,
Sint-Martens-Lennik, Sint-Martens-Voeren.
San Martín también está
en el origen de la palabra "capilla".
Capa se dice "cappa" en
latín y el diminutivo de esta palabra (ya que no se trataba más
que de una parte de la capa) se dice en latín medio "cappella".
Poco a poco, el término ha ido haciendo referencia al pequeño
edificio que servía para guardar la reliquia. En el siglo VII,
una pequeña casa de oración que no era iglesia parroquial
llevaba el nombre de "capella".Esta palabra aparece en la
actualidad en todas las lenguas modernas: "kapel" (NL), "Kapelle"
(D), "chapel" (E), "capella" (I), "capilla" (ES), "chapelle"
(FR).
Pensemos en la denominación francesa de Aquisgrán, la residencia
de Carlomagno: Aix-la-"Chapelle". En este caso, "capilla" ya no
significa una iglesia pequeña, sino una catedral dedicada a
María y no a Martín, como podríamos deducir erróneamente del
origen de la palabra "capilla".
En el siglo XVI, los
monarcas tomaron la costumbre de que intervinieran cantores y
músicos en su castillo para las festividades religiosas: estos
grupos recibieron también el nombre de "orquesta" (se dice "kappel"
en neerlandés). Más tarde, los músicos transmitieron el nombre a
los profanos, tomemos el ejemplo de "jefe de orquesta"
("kapelmeester" en neerlandés).
4.
El origen de Halloween.
Los celtas celebraban la
fiesta de Sawhain, el antepasado de Halloween, la víspera del
uno de noviembre.
La fiesta de Halloween
aparece entre el 500 y el año 1000 a C y se cree que era el Año
Nuevo celta. Para este pueblo, el 1 de noviembre era la Sawhain
(pronunciado: Saw-En) que significaba "el final del verano".
Esta fecha era un día muy
especial entre el año viejo y el nuevo año. Se creía que los
muertos regresaban a la tierra. Algunos pensaban que los
espíritus buscaban un cuerpo para habitar. Por esta razón,
apagaban los fuegos de sus hogares y encendían hogueras en el
exterior, para que el humo expulsara a los espíritus.
Los ritos que componían
esta celebración siguen siendo un misterio, pero hay algo seguro:
se organizaban para celebrar el final del año fértil y el inicio
del invierno. Después de la cosecha del grano y la fruta, antes
del inicio del invierno, los animales sobrantes se sacrificaban.
Por este motivo, en la literatura anglosajona antigua, llamaban
al mes de noviembre blodmonath o slachmaent, en neerlandés
medio. Había que recoger los últimos frutos antes de la fiesta
de Sawhain, porque todo lo que quedaba en los árboles después de
esa fecha era para los espíritus. Para celebrar las fiestas, se
encendían hogueras. Esta época se destinaba a honrar a los
muertos. Las honras o conmemoraciones a los muertos formaban
parte del culto de los antiguos celtas y eran, quizá, menos
reservadas que las honras fúnebres modernas. Los celtas creían
que los muertos viajaban a "otro mundo", a veces, a una isla en
mitad del mar, a veces a un mundo "invertido" subterráneo.
Durante la fiesta de Sawhain, la separación entre ambos mundos
era muy fina y los espíritus de los antepasados podían,
excepcionalmente, penetrar en el mundo para calentarse en las
fogatas encendidas por sus descendientes.
Estas festividades paganas de noviembre pervivieron mucho tiempo
en nuestras regiones y fueron recuperadas por el cristianismo
europeo. Los cristianos también organizaban sus propias
celebraciones dedicadas a los dioses. No evocaban a los
espíritus, sino a los santos. Sin embargo, el número de santos
era tan alto que era imposible dedicar un día especial a cada
uno de ellos. Por este motivo, se organizó, en el siglo VII, un
día de celebración común para la comunidad de santos. Era un día
distinto en cada parte de Europa, pero se celebraba, en todos
los sitios, en primavera. El Día de Todos los Santos se trasladó
al mes de noviembre en el siglo IX, bajo la influencia de la
iglesia irlandesa que quería suprimir las costumbres paganas. El
Día de los Muertos sufrió la misma suerte. Se trataba de un
servicio de oraciones por las almas de los muertos. Dichas
oraciones eran muy populares en los monasterios abaciales
franceses y se fueron desarrollando para convertirse en una
festividad con entidad propia. La fiesta se había celebrado
también en origen en primavera y se había trasladado al mes de
noviembre por los mismos motivos.
La víspera del día de los Santos se denominaba All Hallows Eve
en inglés, un nombre que se fue deformando hasta llegar a
Halloween. Las honras a los muertos, paganas y cristianas, se
fusionaron para convertirse en una sola fiesta, cuyos elementos
populares suelen seguir haciendo referencia a las costumbres
paganas y cuyo componente religioso se ha convertido en
puramente cristiano. El hecho de que la fiesta de Halloween se
haya popularizado tanto en América, se debe a la importante
hambruna que sacudió a Irlanda, afirma Lauvrijs. En el silo XIX,
millones de irlandeses se refugiaron en Estados Unidos. Y fueron
precisamente estos emigrantes los que introdujeron la fiesta de
Halloween en Norteamérica.
Actualmente, la fiesta de
Halloween se celebra el 31 de octubre en Estados Unidos y las
celebraciones van desde principios del mes de octubre hasta la
primera semana de noviembre.
La comida típica de esta
jornada especial era: zanahorias, manzanas, panes especiales… y,
evidentemente, caramelos para los niños.
La fiesta se ha convertido
en un evento comercial de primer orden en Estados Unidos y cada
vez es más popular en las otras partes del mundo.
¿Por qué una calabaza?
La calabaza de Halloween
que se utiliza comúnmente en la actualidad es de origen
americano. Los diferentes espíritus luminosos que se
representaban en Europa se realizaban en remolachas y nabos
vaciados. Los niños recortaban caras en las remolachas y nabos y
se paseaban orgullosos de noche por el pueblo para que todo el
mundo los viera. En Estados Unidos, los inmigrantes irlandeses
sustituyeron los nabos europeos por calabazas, mucho más
corrientes en aquellos parajes. El nombre de la remolacha
vaciada proviene del folclore anglosajón: "Jack-o'-lantern".
5.
San Nicolás
1. ¿Quién es San
Nicolás?
El Vaticano todavía no lo sabe.
La historia de San Nicolás se ha cambiado y deformado hasta tal
punto en el transcurso de los siglos que incluso la iglesia
católica ha comenzado a dudar del estatus del santo. En 1959, el
Vaticano revisó la lista de los diferentes santos y decidió
suprimir 200 nombres. Entre ellos se encontraba el nombre de
nuestro San Nicolás. Según el Vaticano, el santo era una
combinación de antiguas leyendas paganas. Sin embargo, no están
muy convencidos de su trabajo en Roma, ya que en 1970, el Papa
Pablo VI declaró: "Se le puede venerar, pero no es necesario
hacerlo".
El personaje de San
Nicolás está inspirado en Nicolás de Myra, también llamado
Nicolás de Bari. Nació en Patara, una ciudad de Licia, al
suroeste de Asia Menor (región llamada ahora Turquía asiática)
entre los años 250 y 270 D.C.

Murió el 6 de diciembre,
en el año 345 o 352, en la ciudad portuaria de Myra en Asia
Menor.
Su vida y sus actos están
rodeados de leyendas. Se dice que el día en que nació se sostuvo
de pie en el baño. Ya de mayor, evitaba las diversiones y
prefería frecuentar las iglesias.
San Nicolás hizo un peregrinaje a Egipto y a Palestina. A su
regreso, su tío, el obispo de Myra, murió. Una voz recomendó a
los obispos reunidos para designar sucesor, que eligieran al
primero que entrara en la iglesia y se llamara Nicolás.
Al principio, sufrió mucho debido a sus convicciones cristianas
ya que el emperador reinante, Diocleciano, perseguía cruelmente
a los cristianos.
Fue arrestado y hecho prisionero y más tarde obligado a vivir
una temporada en exilio.
En el año 313, el emperador Constantino establecería la libertad
religiosa. Podría haber estado presente en el concilio de Nicea,
pero hay razones para dudar de su presencia en dicho concilio ya
que su nombre no se menciona en la antigua lista de los obispos
participantes.
San Nicolás habría fallecido un 6 de diciembre del año 343,
víctima de las persecuciones ocurridas bajo el Imperio Romano.
Por esta razón, se celebra San Nicolás el 6 de diciembre. Fue
enterrado en Myra. En 1087, mercaderes italianos robaron sus
huesos en Myra y los llevaron a Bari.
Las leyendas tradicionales de San Nicolás fueron recogidas y
escritas por primera vez en Grecia por Metafraste en el S. X.
Según la leyenda de San
Nicolás habría resucitado a tres niños pequeños que habían ido a
pedir ayuda a un carnicero. Éste los acogió y aprovechó mientras
dormían para cortarlos en trozos y ponerlos en el saladero.
Siete años más tarde, pasando por allí San Nicolás, pidió al
carnicero que le sirviera esa salazón de hace siete años.
Aterrorizado, el carnicero emprendió la huida y San Nicolás hizo
que los niños volvieran a la vida.

¿Por qué como patrón
protector de la juventud casadera? (tirar caramelos y bolas de
oro)
San Nicolás, probablemente al regresar de nuevo a su ciudad,
regaló monedas de oro a una familia pobre a través de la ventana
y gracias al santo las hijas se salvaron de la prostitución,
disponiendo de una dote con la que poder casarse. La tradición
de tirar caramelos (bizcochitos con especias, chucherías y
monedas de chocolate) tiene su origen en esta historia, además,
es la razón por la cual, a veces, se representa al Santo con
tres bolas de oro. Otra referencia es la frase "buen hombre
santo"que procede de "goet-hylik man" y significa "buen hombre
de matrimonio", es decir, el hombre que te ofrecerá un buen
matrimonio.
Un profesor puso cara a
San Nicolás
A menudo, una historia se
vuelve realmente popular cuando se pone cara a los personajes.
De todas las ilustraciones existentes de San Nicolás, las que
figuran en los libros de Jan Schenkman son las que han tenido
mayor influencia en la actual fiesta de San Nicolás. Este
profesor de Ámsterdam escribió en 1845 el primer libro sobre San
Nicolás, en el que retomaba al santo y al bonachón así como al "père
fouettard" (personaje siniestro que acompaña a San Nicolás).
Durante más de un siglo, han ido apareciendo reediciones de este
libro, compuesto de ilustraciones con poemas de 12 líneas: ¡un
best-seller por excelencia! Fue también Schenkman quien imaginó
a San Nicolás corriendo sobre los tejados con su caballo y
llegando en un barco de vapor, un medio de transporte moderno
para aquella época. ¿De dónde venía este barco? De España,
pretendía Schenkman. ¿Y por qué precisamente de España? Puede
que porque Bari (Italia) donde se encontraba la tumba de "un"
San Nicolás, perteneció a España durante cierto periodo. Pero la
fantasía ha sido más importante que el verdadero relato
histórico en torno a San Nicolás. Así pues, es bastante posible
que todo haya sido invención de Schenkman.
2. El Père Fouettard
San Nicolás va acompañado
de un personaje rudo, con la cara ennegrecida y con una vara.
En el este de Francia se le conoce con el nombre de "Père
Fouettard", que reparte golpes de bastón a los niños pequeños
que no se han portado bien durante el año.
No se empezó a hablar del Père Fouettard hasta el S. XVI.
¿Quién es?
Una de las leyendas cuenta que el Père Fouettard nació en Metz
en 1552, durante un asedio a la ciudad de las tropas de Carlos
Quinto.
Los habitantes pasearon la efigie del Emperador por las calles y
después la quemaron.
Así pues, el Père Fouettard sería Carlos Quinto.
Otra explicación podría ser la siguiente:
Probablemente Pedro entró en el folclore de los Países Bajos al
principio del siglo diecinueve. Antes de esa época, San Nicolás
trabajaba en solitario o acompañado por el diablo. En la
conciencia de los europeos había poca diferencia entre el diablo
y un moro. A medida que la tradición se iba haciendo más popular
que el propio Santo se diría que procedía de España, antiguo
país moro, y así el sirviente pasó a convertirse en moro. Hasta
muy entrado el siglo veinte, Pedro, de acuerdo con las
tradiciones coloniales, era un ayudante no muy inteligente que
balbuceaba. Gracias a la inmigración procedente de las antiguas
colonias, los europeos empezaron a acostumbrarse a los africanos
y Pedro iba convirtiéndose en un ayudante respetable de un San
Nicolás, a menudo despistado. Pedro deja de ser representado
como un tonto, pero esto no significa que la tradición de
representar a Pedro como una persona de color no sea motivo de
polémica. Mucha gente aún se siente ofendida por el supuesto
carácter racista de la tradición. Para muchos Pedro es un amigo
alegre de los niños que es negro como consecuencia del hollín de
las chimeneas. No obstante, la chimenea no explica cómo adquirió
Pedro esos estereotipos rudos del carmín rojo y el pelo rizado.
Según otra teoría Pedro, originalmente era un deshollinador
italiano. En este país, los chicos italianos trabajaron durante
mucho tiempo como deshollinadores, gateando por los conductos
del humo para hacer su trabajo, por este motivo llevan la
varilla para limpiar la chimenea y el saco para recoger todo el
hollín arrancado.
3. ¿Cómo se pasó de San Nicolás a Papá Noel?
Tras la Reforma protestante acaecida en el S. XVI, se abolió la
fiesta de San Nicolás en algunos países europeos.
Sin embargo, los holandeses conservaron esta antigua costumbre
católica. Así, los pequeños neerlandeses continuaron recibiendo
la visita de Sinterklaas (San Nicolás) la noche del 6 de
diciembre.
A principios del S. XVII, los holandeses emigrados a los Estados
Unidos fundaron una colonia llamada "Nieuw Amsterdam" (Nueva
Ámsterdam, en neerlandés) que, en 1664, se convertiría en Nueva
York. En pocas décadas, esta costumbre neerlandesa de celebrar
San Nicolás se extendió por los Estados Unidos. Para los
americanos, Sinter Klass se convirtió rápidamente en Santa
Claus.
Este donante solícito, representado con el aspecto de un anciano
con barba blanca llevando un largo abrigo con capucha o incluso,
a veces, ropas episcopales, seguía siendo, no obstante, un
personaje moralizador. Premiaba a los niños que se lo merecían y
castigaba a los ingratos e indisciplinados.
En 1809, el escritor Washington Irving habla por primera vez de
los desplazamientos aéreos de San Nicolás para el tradicional
reparto de los regalos.
Más tarde, en 1821, un pastor americano, Clement Clarke Moore,
escribió un cuento de Navidad para sus hijos en el que aparece
un simpático personaje: Papá Noel en su trineo tirado por ocho
renos.
Le hizo regordete, jovial y sonriente, sustituyó la mitra de San
Nicolás por un gorro, el báculo por un pirulí de caramelo y le
liberó del Père Fouettard. Al asno lo sustituyeron 8 fogosos
renos.
El mérito de haber reunido en un solo y único ser las diversas
personificaciones dispensadoras de regalos le corresponde a la
prensa americana.
Sin duda, el acontecimiento que más contribuyó a la unificación
de estos personajes fue la publicación del famoso poema de
Clement Clarke Moore. Titulado "A visit from St. Nicholas", este
poema se publicó por vez primera en el periódico Sentinel de
Nueva York el 23 de diciembre de 1823. Retomado en los años
sucesivos por muchos grandes diarios americanos, este relato se
tradujo después a varios idiomas y se difundió en todo el mundo.
En 1860, Thomas Nast, ilustrador y caricaturista, empleado en el
diario neoyorquino "Harper's illustrated Weekly", vistió a Santa
Claus con un traje rojo, guarnecido de piel blanca y realzado
con un ancho cinturón de cuero. Durante casi 30 años, Nast
ilustró por medio de centenares de dibujos todos los aspectos de
la leyenda de Santa Claus, conocido entre los francófonos como
Papá Noel.
En 1885, Nast establecería
la residencia oficial de Papá Noel en el Polo Norte por medio de
un dibujo que mostraba a dos niños mirando, en un mapamundi, el
rastro de su recorrido desde el Polo Norte a los Estados Unidos.
Al año siguiente, el escritor americano George P. Webster
retomaba esta idea y precisaba que su fábrica de juguetes y "su
residencia, durante los largos meses de verano, se oculta en el
hielo y la nieve del Polo Norte".
6.
La Navidad
La Navidad y sus
misterios.
La Navidad es la fiesta de
la alegría y de la esperanza y no sólo para los cristianos. Para
todos los hombres de buena voluntad de nuestro mundo occidental,
el nacimiento de Cristo marca una fecha capital para la historia:
El inicio de la era cristiana, base cronológica de todos los
acontecimientos que se han sucedido desde hace veinte siglos.
Ahora bien, algunos especialistas afirman que los sabios del S.
IV fijaron un poco a la ligera el nacimiento del Niño-Dios en el
año 753 de la fundación de Roma. Según ellos, basta esta
reflexión: Hoy, sabemos con exactitud que Herodes murió en la
primavera del año 750. Cuando este monarca hizo proceder a la
famosa "matanza de los Inocentes", Jesús tenía ya
indiscutiblemente algunos meses. Así pues, se impondría la
siguiente conclusión: Jesús debe de haber nacido como muy tarde
a finales del año 749 de Roma. Por lo tanto, ¿no sería lógico
pensar que nuestros péndulos se retrasan la bagatela de… cuatro
años?
¿Por qué el 25 de
diciembre?
La celebración de la
Navidad no se convirtió en fiesta oficial del calendario
litúrgico hasta mediados del S. IV (¡de nuevo este siglo!).
Anteriormente, la Iglesia situaba el nacimiento de Cristo el 6
de enero o bien el 18 abril. A falta de precisión, se optó
finalmente por el 25 de diciembre. La víspera de ese día
constituye el solsticio de invierno, fecha en que los días
comienzan a ganar en duración a las noches. Ninguna otra fecha
podía simbolizar mejor la llegada de un "Dios de la Luz",
vencedor de las tinieblas del pecado, de un Dios que ascendía
como un sol para iluminar de esperanza a la tierra entera. Por
otra parte, nuestras actuales cenas de Nochebuena y Nochevieja
no son más que la supervivencia de las Saturnales paganas,
especie de carnavales con grandes banquetes que, del 17 al 23 de
diciembre, los antiguos romanos dedicaban a su dios Saturno.
¿Noel o Natividad?
El nombre mismo de "Noel"
(Navidad en francés), para designar la fiesta de la Natividad
parece no haberse usado hasta cinco siglos después del
acontecimiento. El Rey Clodoveo, convertido tras su victoria de
Tolbiac en el año 490, fue bautizado en Reims por San Remi,
junto con 3.000 guerreros, precisamente un 25 de diciembre. Ese
día, la nación franca nacía a la civilización cristiana. Los
soldados celebraron este memorable acontecimiento con un
vigoroso grito de ¡"Noel"! que significaba "dies natalis" o "día
de nacimiento".
Desde entonces, este nombre de Noel quedaría vinculado a la
famosa fecha.
El belén.
Así como la reproducción
del pequeño establo, con sus personajes y sus animales de madera
o de escayola, parece haber tenido como creador a San Francisco
de Asís, el gran amigo de los animales, la costumbre del árbol
de Navidad tiene un origen menos ortodoxo y no surge hasta el S.
XIV.
¿Por qué un abeto como
árbol de Navidad?
Es una herencia de las
fiestas paganas de la luz.
Cuando los pequeños pastores se reunieron alrededor del belén
donde, según la leyenda, nació Jesucristo, no había ni un solo
abeto en el horizonte. Los pinos y los abetos no son realmente
típicos de la vegetación de las áridas regiones de lo que hoy
llamamos Israel y Palestina. La tradición de poner en casa un
árbol verde con ocasión de la Navidad, tiene pues su origen en
otro lugar.
En la época de la
cristianización de Europa, el nacimiento de Jesús - cuya fecha
real, a día de hoy, sigue siendo un dato desconocido- se
conmemoró en el mismo momento en el que en el norte de Europa se
celebraba el solsticio de invierno, mientras que en el sur de
Europa, se celebraba el nacimiento de Mitras, el dios del Sol.
Estas fiestas de invierno servían para celebrar la victoria de
la luz sobre la penumbra, el Sol Invictus, es decir, el sol
invicto. En el norte de Europa, los Germanos celebraban la
victoria de la vida sobre la muerte del invierno decorando sus
casas con plantas de hoja perenne como el muérdago, el acebo, el
enebro y la hiedra. La tradición que consiste en hacer coronas
de Navidad con las ramas de estos árboles es, por lo tanto, una
herencia germana.
Los primeros misioneros, como Willibrodis y Bonifacio trataron
de poner fin a esta adoración de los árboles, pero nunca lo
consiguieron del todo. Algunas tradiciones paganas fueron
recuperadas por los cristianos, que, por ejemplo, colgaban
pequeñas capillas de María en los árboles de Navidad.
Las celebraciones de los árboles durante este periodo del
solsticio de invierno reaparecieron en el Renacimiento. La
primera representación de un árbol de Navidad se encontró en
Alemania. Se trata de una pintura sobre pergamino que data del
S. XVI, donde se ve cómo el árbol es conducido a la plaza del
pueblo, escoltado por un cortejo de gaiteros y de un jinete
portando una tiara. No se sabe exactamente por qué se pasó de
los árboles a las coníferas, pero una posible explicación sea de
carácter práctico. Los robles escaseaban cada vez más, los
abetos, en cambio, estaban más extendidos en Alemania, por lo
que se podían talar y transportar más fácilmente.
En esa época, ya estaba de moda decorar el árbol con bolas de
Navidad. Antes, las bolas eran manzanas tardías que colgaban
todavía del manzano y recordaban el paraíso terrenal.
El árbol de Navidad tuvo realmente éxito en Europa en 1837,
cuando Helena de Mecklemburgo, la esposa alemana del duque de
Orleans, hizo poner uno en las Tullerías de París. El Príncipe
Alberto de Sajonia Coburgo Gotha, casado con la reina Victoria
de Inglaterra, introdujo el árbol de Navidad en las islas
británicas.
7.
¿Quiénes eran los Reyes Magos?
La Biblia no menciona en
ninguna parte a los "tres reyes" Gaspar, Melchor y Baltasar,
sólo habla de los "Reyes Magos" sin darles ningún nombre. Este
hecho, sin embargo, no impide el nacimiento de una verdadera
cultura en torno a la Epifanía.
Las procesiones y
representaciones del misterio en las iglesias conmemoraban los
generosos dones de mirra, incienso y oro. El 6 de enero, los
religiosos y religiosas, repartían pan entre los pobres.
Stefaan Top (KU Leuven), un profesor especializado en el
folclore, sitúa la aparición de los cantos de la Epifanía en
nuestras regiones en los siglos XV o XVI. En aquella época, la
fiesta de navidad ya no podía celebrarse con cánticos y una
comida festiva en la iglesia. Privados de comida y bebida
gratuita, los pobres invadieron las calles por pura necesidad.
La Epifanía fue la fiesta
de los mendigos durante varios siglos. Canturreando su
cancioncilla de puerta en puerta, los Reyes Magos recibían, con
mucho esfuerzo y trabajo, algo para comer, o mejor aún, algo de
dinero. Porque, al fin y al cabo, fueron ellos los que
agasajaron a Jesús con sus regalos. Los cantos de mendigos
podían realizarse desde el día de Navidad hasta pasados trece
días desde éste, esto es, desde el 6 de enero. Los improvisados
cantantes se vestían de tal modo que nadie podía reconocerlos,
como nos comenta Herman Dewit del grupo folclórico 't Kliekske,
que ha realizado un importante trabajo de investigación sobre la
Epifanía. Algunos llevaban incluso una máscara.
Una estrella giratoria
solía formar parte de los atributos de los reyes cantores.
Algunos se desplazaban con un caballo de balancín o con un oso.
Un bote recubierto con vejiga de cerdo, conocido con el nombre
de tambor de fricción, o un instrumento fabricado con un zueco,
acompañaban los cantos. Dewit bromea: "La musicalidad no debía
de ser perfecta, ni mucho menos, pero este aspecto era
secundario. El conjunto hacía mucho ruido y los mendigos
cantores buscaban, sobre todo, llamar la atención para sacar el
máximo de dinero en un mínimo de tiempo."
Cuando finalizó el período
de extrema pobreza, los cánticos de la Epifanía adquirieron un
carácter filantrópico. Los pequeños grupos de adultos ya no
cantaban para sí mismos, sino por una buena causa. Las misiones,
por ejemplo. Una costumbre que sigue aún presente en algunas
regiones, como la de La Dendre. Pero los niños retomaron la
antorcha de la celebración, o más bien la estrella.
La Epifanía ya no es sólo
un símbolo de cánticos mendicantes de puerta en puerta. La
fiesta no está completa sin tartas o crepes. La persona que
descubre la figurita escondida en el roscón se convierte en el
rey y puede llevar una corona de papel. Esta tradición también
es ancestral. Nuestros antepasados sacaban de un saco
estatuillas de madera que representaban al rey y a su corte.
Los papeles se repartían
así, dejando que el azar decidiera. Bufón de la corte, rey,
músico o soldado. El rey elegía de manera soberana quién se
metía en la piel de qué personaje. Era el amo, indiscutido e
indiscutible. Si bebía, todo su cortejo tenía que seguir su
ejemplo.
Según el panadero de Gante,
Bart, el pastel de almendras que se vende el día de reyes es
originario del pueblecito francés de Pithiviers. La historia
quiso que el Rey, Carlos IV, al volver de una visita a su amiga
Madame Marie Touchet, cayera prisionero de una banda de
hugonotes en los bosques de Orléans.
Cuando los bandidos se
dieron cuenta del error, trataron de ganarse la gracia real
ofreciendo al soberano un plato típico local. Al rey le gustó
tanto el hojaldre que concedió el título de "pastelero de la
corte" al pastelero que había elaborado la receta. El relleno de
carne se sustituyó más adelante por crema de almendras.
8.
La Candelaria: orígenes y tradiciones.
Inscrita en el calendario
de las fiestas cristianas desde el año 472, la Candelaria se
celebra todos los años el 2 de febrero. Debe su nombre a las "candelas"
o los cirios benditos que se llevaban en procesión en honor a la
presentación de Jesús en el tempo y la purificación de la Santa
Virgen. Los peregrinos que acudían a Roma con tal ocasión
obligaban al Papa a organizar la distribución de obleas o
tortas.
Pero antes de convertirse en una fiesta mariana (en honor a la
Virgen María), la Candelaria, llamada también "fiesta de la luz",
era una fiesta pagana.
En tiempos de los romanos
se festejaba hacia el 15 de febrero a Lupercus, dios de la
fecundidad y los rebaños.
En tiempos de los celtas,
se festejaba el Imbolc el 1 de febrero. Este rito en honor de la
diosa Brigid celebraba la purificación y la fertilidad tras
pasar el invierno. Los campesinos portaban antorchas y recorrían
los campos en procesión, rogándole a la diosa que purificase la
tierra antes de la siembra.
En el siglo V, el papa
Gelasio I asoció este rito pagano de la "fiesta de las candelas"
a la presentación de Jesús en el templo y la purificación de la
Virgen.
Desde entonces, para
convertirse en la "Fiesta de la luz", se encendían velas en toda
la casa y se llevaban cirios benditos al hogar para asegurar la
protección y velar por las futuras cosechas. La supervivencia de
un mito lejano relacionado con el ciclo solar explicaría también
la preparación de los crepes (o de los buñuelos redondos, en el
sur de Francia) que se cocinan en esta época.
En todas las civilizaciones del Antiguo y el Nuevo Mundo
encontramos ciertos tipos de tortas o crepes, ya sean de harina
de trigo, de arroz, de maíz o de cualquier otro cereal.
Es en el siglo XII cuando las cruzadas traen el sarraceno de
Asia. Este cereal florido encuentra en las tierras ácidas de
Bretaña un entorno favorable para su crecimiento.
Sin embargo, hubo que esperar un siglo más para que el sarraceno
hecho harina se utilizase en la preparación de las tortas. A
principios de siglo, aparece el trigo (harina de trigo) y se
añade leche a la composición de la masa. La torta se convierte
en crepe.
Las tortas de sarraceno (harina de trigo sarraceno) siguen
siendo en nuestros días las más utilizadas en platos salados,
mientras que los crepes se sirven como postre.
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